Un nuevo informe de CONINAGRO muestra que, aunque la baja en insumos alivió el bolsillo del productor, los niveles de competitividad aún están lejos de los promedios históricos.
El campo argentino atravesó en octubre una combinación de noticias positivas y desafíos persistentes. Según el informe mensual de CONINAGRO, que analiza el poder de compra de seis productos clave —soja, maíz, trigo, ternero, novillito y leche—, los granos mostraron una mejora respecto de la campaña pasada, impulsada principalmente por una caída en los costos de insumos. Sin embargo, el respiro es parcial: varios gastos operativos continúan por encima de los valores históricos y condicionan la competitividad del sector.
El estudio mide cuántos insumos, servicios o inversiones puede adquirir un productor con lo que obtiene de sus principales productos. Es una herramienta que permite entender mejor cómo se mueven las relaciones entre precios y costos dentro de la actividad agropecuaria, y cómo impactan en la rentabilidad y las decisiones de inversión.
La soja, protagonista del mes
En esta edición, el informe pone especial atención en la soja. Su poder de compra mostró una recuperación frente al ciclo anterior, en parte por el efecto rezagado de la eliminación temporal de los Derechos de Exportación. Aun así, continúa por debajo del promedio de los últimos cinco años.
Uno de los factores que más contribuyó a esta mejora fue la baja en los insumos, especialmente los fitosanitarios. Los precios de estos productos cayeron un 13%, y hoy se necesitan 11,5 kilos de soja para comprar un litro de glifosato, menos que en la campaña previa.
Maquinaria y vehículos: mejora parcial
La maquinaria agrícola también exhibe señales de alivio. Una cosechadora que en 2024 costaba USD 494.000, hoy ronda los USD 420.000. Con estos valores, se requieren 1.245 toneladas de soja para adquirir una, frente a las 1.555 del año pasado. Es una mejora del 30%, aunque todavía leve respecto del promedio histórico (unas 1.200 toneladas).
Las camionetas reflejan una tendencia similar: se necesitan 104 toneladas de soja para comprar una, un 18% menos que en la campaña anterior.
Tierra y fletes: caminos distintos
El valor de la tierra —tanto rural como urbana— mantiene una evolución más favorable para el productor. En inmuebles rurales, el poder de compra mejoró un 20% interanual y un 30% frente al promedio histórico. En urbanos, la mejora es del 8% respecto al año pasado y 20% frente a los últimos cinco años.
En cambio, el transporte continúa siendo un punto sensible. Aunque los fletes bajaron un 17% respecto de 2024, siguen un 8% por encima del promedio histórico. En octubre, trasladar una carga 300 kilómetros equivalió a 99 kilos de soja, un recordatorio de que los costos logísticos siguen pesando fuerte en la ecuación del productor.
