La carne argentina es reconocida como una de las mejores del mundo y se ha convertido en una experiencia imperdible para turistas y locales. Desde las clásicas parrillas porteñas hasta las estancias en el interior del país, el asado se disfruta como un ritual que combina tradición, calidad y hospitalidad.
Hablar de Argentina es hablar de carne. El asado no solo representa un plato típico, sino también un encuentro cultural que refleja la identidad nacional. En Buenos Aires, las parrillas se multiplican en cada barrio ofreciendo cortes emblemáticos como el bife de chorizo, el ojo de bife y la entraña, preparados a las brasas con el punto justo de cocción que los convierte en manjares.
En el interior del país, la experiencia se vuelve aún más auténtica. En provincias como Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, se mantiene viva la costumbre de reunir a la familia y amigos alrededor de la parrilla o el fogón. Allí, la carne se acompaña con vinos regionales y productos locales que elevan la propuesta gastronómica.
Mendoza, por su parte, suma un plus: maridar los cortes más jugosos con sus reconocidos vinos Malbec, ofreciendo al visitante un recorrido sensorial único. Mientras tanto, en la Patagonia, el cordero al asador es el protagonista, mostrando la diversidad de sabores que el país tiene para ofrecer.
Ya sea en un restaurante de lujo, en una parrilla de barrio o en una estancia rural, comer carne en Argentina es vivir un momento especial. Un viaje donde la tradición se saborea en cada bocado y donde la hospitalidad local convierte a cada comida en una celebración.
