El consumo cayó en agosto y quebró la tendencia positiva tras ocho meses de suba

El consumo en los hogares argentinos retrocedió en agosto, interrumpiendo la tendencia positiva que se había mantenido durante los últimos ocho meses consecutivos. Así lo reveló el Indicador de Consumo (IC) que elabora la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC).

Según el informe, el índice mostró una caída del 0,5% interanual y del 0,6% respecto a julio, consolidando así una desaceleración que ya se había anticipado en el mes previo.

A pesar del retroceso, el dato de agosto todavía se ubica un 8,33% por encima del promedio histórico de la serie. En la comparación con años anteriores, el consumo resultó 3,1% inferior al nivel de agosto de 2023, aunque supera a los registros de igual mes entre 2018 y 2022

Factores que influyeron en la baja

El escenario económico de agosto estuvo marcado por una inflación mensual del 1,9%, que llevó la tasa interanual al 33,6% y la acumulada anual al 19,5%.

Por otro lado, la CAC estimó que el ingreso nominal promedio por hogar alcanzó los $2.122.000, lo que representó una mejora real del 0,5% frente a julio. Sin embargo, el acceso al crédito se vio limitado por la volatilidad de las tasas de interés, lo que también condicionó la evolución del consum

Desempeño por rubros

El análisis sectorial mostró un comportamiento dispar:

  • Indumentaria y calzado: +4,3% interanual, favorecido por la baja base de comparación de 2024.
  • Transporte y vehículos: +4% i.a., impulsado por un 44% más en patentamiento de autos.
  • Recreación y cultura: +23% i.a., con fuerte impacto de la venta de entradas de cine.
  • Vivienda, alquileres y servicios públicos: -1,2% i.a.
  • Resto de los rubros: contracción de -5,3% i.a.

En cuanto al consumo masivo (FMCG), se observó un avance del 4% interanual, mientras que los bienes durables mostraron una desaceleración luego de varios meses de crecimiento sostenido.

Perspectiva

El informe de la CAC señala que persiste un cambio en la composición del gasto, con mayor inclinación hacia la compra de bienes durables financiados por crédito, en detrimento del consumo cotidiano.

El freno en agosto abre interrogantes sobre la sostenibilidad de la recuperación del consumo en lo que resta del año, en un contexto de inflación moderada pero con fuerte volatilidad financiera.

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