El dengue, una de las enfermedades virales más extendidas en el mundo, tiene un origen que se remonta a varios siglos. Documentos históricos indican que los primeros registros de síntomas similares al dengue aparecieron en China en el siglo III, donde se describían como una «enfermedad del agua venenosa», posiblemente asociada con áreas tropicales y húmedas propicias para la proliferación de mosquitos.
El virus del dengue pertenece a la familia Flaviviridae y se transmite a través de la picadura de mosquitos del género Aedes, principalmente Aedes aegypti. Aunque se cree que el virus se originó en los bosques de África y Asia, el comercio marítimo y la globalización lo llevaron a regiones tropicales y subtropicales de América y otras partes del mundo.
Fue en el siglo XX cuando el dengue comenzó a expandirse rápidamente debido al aumento de la urbanización, los cambios climáticos y la movilidad internacional. Con más de 100 países afectados actualmente, el dengue se ha convertido en un problema de salud pública global, causando millones de infecciones al año.
Comprender el origen del dengue es clave para combatirlo. A lo largo de la historia, esta enfermedad ha evolucionado junto con el ser humano, lo que subraya la importancia de estrategias de control, como la eliminación de criaderos de mosquitos y el desarrollo de vacunas para frenar su avance.