Energía renovable en el agro: el campo argentino avanza hacia la autosuficiencia energética

El sector agropecuario argentino comienza a adoptar energías renovables dentro de los propios establecimientos rurales, impulsado por el aumento de los costos energéticos, la inestabilidad de la red eléctrica y la necesidad de avanzar hacia un modelo productivo más sustentable y autónomo.

Durante décadas, el campo argentino dependió casi exclusivamente de la red eléctrica tradicional y de combustibles fósiles para sostener su producción. Sin embargo, en los últimos años —y con mayor fuerza en 2025— se consolida un cambio estructural: la generación y el almacenamiento de energía renovable dentro de los establecimientos agropecuarios.

La tendencia se observa en distintas regiones del país, desde la Pampa Húmeda hasta la Patagonia y el norte argentino. La energía solar fotovoltaica lidera la adopción gracias a su versatilidad y facilidad de instalación, permitiendo abastecer sistemas de riego, galpones frigoríficos, tambos y plantas de acopio. En zonas con vientos constantes, los aerogeneradores rurales complementan la generación, mientras que la biomasa y el biogás ganan terreno en regiones con fuerte actividad ganadera.

Uno de los principales desafíos sigue siendo el almacenamiento eficiente de la energía. Las nuevas baterías de litio y los sistemas de gestión inteligente permiten acumular y redistribuir energía según la demanda, aunque los costos iniciales aún representan una barrera. Frente a esto, empresas tecnológicas y startups AgTech locales desarrollan soluciones modulares de menor costo, integrando sensores IoT y herramientas de inteligencia artificial para optimizar el consumo energético en tiempo real.

La digitalización del agro suma una nueva capa estratégica: los mismos sistemas que monitorean riego, fertilización o temperatura ahora gestionan también el uso de la energía. Este cruce entre datos, energía y producción permite reducir desperdicios, bajar costos y minimizar el impacto ambiental.

Con un alto potencial solar y eólico, Argentina se perfila para desarrollar un modelo agroenergético propio. Especialistas coinciden en que, para acelerar este proceso, será clave ampliar el acceso a financiamiento verde, actualizar los marcos regulatorios de generación distribuida y capacitar a productores y técnicos en gestión energética y digital.

La transición energética del campo argentino ya está en marcha y promete convertirse en una de las transformaciones más silenciosas, pero decisivas, del agro en la próxima década.

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