Flora, la tigresa que sobrevivió al horror en el ex Zoo de Luján y ahora inicia una nueva vida en un santuario

Tras años de encierro extremo, dolor físico y abandono, Flora será trasladada a un centro especializado en Europa. Su historia expone el impacto del cautiverio y la transformación que puede generar la acción internacional.

La historia de Flora, una tigresa que pasó años en condiciones de hacinamiento en el ex Zoo de Luján, se convirtió en símbolo del sufrimiento animal y, al mismo tiempo, de una oportunidad de renacer. Tras vivir un calvario físico y emocional, y gracias al trabajo del equipo de Four Paws Internacional, la tigresa será trasladada a un santuario europeo donde recibirá los cuidados que nunca tuvo.

Un calvario a puertas cerradas

Durante años, Flora permaneció encerrada en una jaula mínima, rodeada de otros felinos más grandes, sin posibilidad de esconderse ni alejarse del estrés permanente. Esa vida entre rejas dejó marcas visibles: era extremadamente pequeña para su edad, sufría movilidad reducida y apenas podía ponerse de pie.

Luciana D’Abramo, responsable mundial de Four Paws Internacional, describió su estado como el de “un bonsái de tigre”, resultado directo de años sin estimulación, sin espacio y sin atención veterinaria adecuada. Sus uñas, por falta de movimiento, llegaron a encarnarse hasta incrustarse en el hueso, generándole un dolor constante.

Intervenciones que cambiaron su destino

Flora fue una de las primeras felinas atendidas por el equipo veterinario de Four Paws, liderado por Amir Khalil. La situación era crítica: una garra había crecido repetidamente hacia adentro, provocando infección y daño en el lecho ungueal.

“Ver cómo cambió su comportamiento tras aliviar ese dolor es exactamente la razón por la que hacemos este trabajo”, detalló Khalil después de la cirugía que logró extraer los fragmentos astillados e iniciar su recuperación. Aun así, Flora necesitará intervenciones periódicas cada seis meses, lo que vuelve imprescindible su traslado a un centro donde pueda ser monitoreada permanentemente.

Una misión global para rescatar a todos los felinos

Flora no es la única. Four Paws trabaja para reubicar a todos los grandes felinos del ex Zoo de Luján en santuarios especializados, propios o asociados. Algunos viajarán a Lionsrock, en Sudáfrica, y otros serán recibidos por instituciones internacionales que cumplen estándares estrictos de bienestar animal.

Quince especialistas coordinaron durante meses los trámites legales, la logística y la planificación sanitaria para concretar los traslados. En 2025, la organización firmó un acuerdo marco con autoridades argentinas para transformar la política respecto de los grandes felinos exóticos y asegurar que ninguna nueva generación vuelva a vivir en condiciones de explotación.

El comienzo de la libertad

Flora encara ahora un futuro distinto: un espacio seguro, con atención veterinaria continua, estímulos naturales y la posibilidad de vivir sin dolor. Su caso recuerda el impacto profundo que el cautiverio tiene en los animales silvestres, pero también demuestra cómo la cooperación internacional puede reparar, en parte, años de sufrimiento.

Su llegada al santuario será mucho más que un traslado: marcará el inicio de una nueva etapa para ella y para todos los felinos que esperan dejar atrás el pasado del ex Zoo de Luján.

Compartir