El partido bonaerense de 9 de Julio atraviesa una crisis productiva sin precedentes: tras acumular más de 1500 mm de lluvias desde febrero, el distrito perdió casi el 50% de su área agrícola y ganadera, con un impacto económico devastador que supera los US$113,9 millones. Un informe de instituciones locales detalla cómo la productividad, la facturación y toda la estructura económica regional quedaron seriamente comprometidas.
Antes del exceso hídrico, el distrito contaba con 250.000 hectáreas agrícolas y 150.000 ganaderas en plena actividad. Sin embargo, tras meses de anegamientos, esos números cayeron a 141.500 hectáreas agrícolas y 85.000 ganaderas efectivamente operativas. La pérdida estimada es de 700.000 toneladas de granos, un golpe directo a la economía local.
En términos económicos, la facturación del partido pasó de US$283,7 millones a US$169,7 millones, lo que implica una merma de US$113,9 millones. A esto se suma que el Estado dejó de percibir US$30,4 millones en retenciones. Para dimensionar la magnitud del impacto, el informe traduce la pérdida en bienes concretos: equivale a 4665 autos Toyota Yaris, 18 millones de bolsas de cemento, 115.706 sueldos promedio o 17.223 viajes de camiones al puerto que no se realizarán.
La campaña de granos gruesos también quedó desfasada. La siembra recién pudo retomarse a mediados de noviembre, lo que concentró en pocas semanas la implantación de soja y el maíz tardío. “Estimo que no llegaremos a sembrar el 30% de la superficie proyectada de maíz tardío”, advirtió Enríquez, quien agregó que cada lluvia sigue frenando las labores: “Cada semana que pasa tenemos tres o cuatro días perdidos. Nos deja menos de la mitad del tiempo operativo”.
