Investigadores del CONICET desarrollan biopolímeros para reemplazar los plásticos derivados del petróleo en el agro y la industria alimentaria

Un equipo del Instituto de Física Aplicada “Dr. Jorge A. Zgrablich” (CONICET–UNSL) avanza en la creación de materiales sostenibles destinados a envases, mulching y soluciones para remediación ambiental, con el objetivo de reducir la contaminación generada por polímeros de origen fósil.

La presencia creciente de plásticos derivados del petróleo en la industria alimentaria, agropecuaria y de envases ha generado un desafío ambiental de gran escala. En respuesta, un grupo de investigación del CONICET, liderado por María Guadalupe García, trabaja en el desarrollo de biopolímeros renovables y biodegradables capaces de reemplazar a los materiales sintéticos tradicionales.

El proyecto, desarrollado en el Instituto de Física Aplicada “Dr. Jorge Andrés Zgrablich” (CONICET-UNSL), busca diseñar envases, películas para mulching y geles sostenibles, orientados tanto a la producción agrícola como a diversas aplicaciones en la industria alimentaria y en remediación ambiental. Su objetivo final es reducir los residuos contaminantes y promover alternativas que tengan menor impacto en los ecosistemas.

Biopolímeros: una alternativa natural a los plásticos tradicionales

García integra el Grupo de Membranas y Biomateriales, dirigido por el investigador Nelio Ariel Ochoa, que trabaja en el desarrollo de materiales funcionales obtenidos de fuentes naturales.
Nos enfocamos en polímeros renovables y biodegradables que puedan cumplir la misma función que los plásticos derivados del petróleo”, explica.

La científica destaca que la industria y la sociedad están habituadas a los polímeros sintéticos como el polietileno. Sin embargo, aclara que los polímeros también existen de manera natural en frutas, vegetales y estructuras animales.
Cuando estos polímeros se obtienen de fuentes naturales, son biodegradables y renovables, lo que reduce de manera significativa los niveles de contaminación”, afirma.

Además de disminuir residuos, las películas biodegradables podrían ofrecer beneficios adicionales, como prolongar la vida útil de alimentos sin el uso de aditivos químicos o favorecer el crecimiento de hortalizas sin agroquímicos, gracias a su uso en mulching agrícola.

De la purificación del agua a los envases activos

El Laboratorio de Membranas y Biomateriales (BIOMAT) fue fundado en 1983 por el científico José Marchese. Inicialmente dedicado a desarrollar membranas para purificación de agua y remoción de compuestos tóxicos, el grupo evolucionó hacia los biomateriales y la agroindustria, manteniendo un fuerte enfoque científico-tecnológico.

Entre sus desarrollos más relevantes se encuentran:

  • Membranas para remoción de iones tóxicos en efluentes industriales.
  • Sistemas de filtración de agua y separación de compuestos.
  • Películas biodegradables para envases activos.
  • Etiquetas inteligentes.
  • Sistemas de liberación controlada de biofertilizantes.
  • Aplicaciones para la industria alimentaria y farmacéutica.

El grupo también concretó un convenio de I+D+Licencia con la empresa FluidsControl y colaboró con el Gobierno de San Luis en proyectos de vinculación tecnológica orientados a la vulnerabilidad social.

Del laboratorio al campo y al mercado

Aunque reconocen que aún quedan años de investigación por delante, García asegura que el propósito final es claro:
Nuestro gran objetivo es ver estos desarrollos aplicados en huertas, campos y en el mercado. Queremos que la ciencia que hacemos tenga un impacto real y sostenible”.

El avance de biopolímeros aplicados al agro y a la industria alimentaria representa una oportunidad estratégica para Argentina, permitiendo reducir la dependencia del petróleo, disminuir la contaminación plástica y aportar innovación a sectores productivos esenciales.

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