La agricultura global enfrenta una transformación sin precedentes: la combinación de inteligencia artificial, sensores y big data se convierte en la principal herramienta para mitigar los efectos del cambio climático y garantizar la producción de alimentos en un planeta cada vez más exigente.
El impacto del cambio climático ya se siente en el corazón del campo. Sequías prolongadas, lluvias irregulares y suelos degradados afectan los rendimientos y ponen en jaque la seguridad alimentaria mundial. Según estimaciones de la Unión Europea, las pérdidas anuales vinculadas a fenómenos climáticos extremos superan los 28.000 millones de euros.
Ante este escenario, la agro-tecnología (AgTech) emerge como la gran aliada de los productores. Plataformas digitales que cruzan datos meteorológicos, inteligencia artificial que predice plagas o sensores que miden humedad y nutrientes en tiempo real, son algunas de las herramientas que permiten anticipar decisiones y optimizar recursos.
En Argentina, diversas startups y cooperativas ya aplican estos desarrollos: el uso de estaciones meteorológicas inteligentes, drones para seguimiento de cultivos y sistemas blockchain para trazabilidad sustentable ganan terreno en provincias como Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
“La digitalización del agro no es solo una opción tecnológica, es una respuesta a la crisis climática”, explican especialistas del sector, que destacan cómo el acceso a datos precisos mejora la resiliencia de los sistemas productivos.
Con la población mundial rumbo a los 9.700 millones de personas para 2050, la convergencia entre innovación, sustentabilidad y alimentos será determinante. La revolución verde 4.0 ya está en marcha.
