La Carne de Cordero: Un Tesoro Nutricional y Gastronómico que Gana Terreno en la Mesa Moderna

En un momento donde la alimentación saludable y el rescate de tradiciones culinarias se cruzan en las cocinas del mundo, la carne de cordero emerge como una opción que combina lo mejor de ambos mundos: un perfil nutricional completo y una versatilidad que la convierte en estrella de múltiples recetas.

Un Perfil Nutricional Destacado

La carne de cordero, especialmente cuando proviene de animales jóvenes alimentados de forma natural, es una fuente rica en proteínas de alta calidad. Aporta aminoácidos esenciales necesarios para el mantenimiento muscular, el sistema inmunológico y diversas funciones metabólicas.

Además, contiene hierro hemo —fácilmente absorbido por el organismo—, zinc, fósforo y vitaminas del grupo B, particularmente B12, vital para la formación de glóbulos rojos y el buen funcionamiento neurológico. A diferencia de otras carnes rojas, el cordero criado en pasturas puede tener un contenido más equilibrado de grasas, con proporciones interesantes de ácidos grasos omega-3, especialmente si el animal ha sido alimentado de manera tradicional.

Según nutricionistas, una porción de 100 gramos de carne magra de cordero cubre más del 40% del requerimiento diario de vitamina B12 y cerca del 20% del hierro recomendado para adultos.

Sabor y Tradición en Cada Corte

Más allá de su valor nutritivo, el cordero destaca en la cocina por su sabor característico, suave pero profundo, que se presta tanto a preparaciones tradicionales como innovadoras. En la gastronomía mediterránea, latinoamericana y del Medio Oriente, el cordero ocupa un lugar central desde hace siglos.

«Es una carne noble, que absorbe muy bien los sabores de hierbas y especias, y que puede prepararse a la parrilla, al horno, en estofados o incluso como relleno en platos más sofisticados», señala el chef Javier Morales, especialista en cocina regional. “El cordero patagónico, por ejemplo, es uno de los más valorados por su textura tierna y su bajo contenido graso.”

En festividades religiosas o reuniones familiares, el cordero sigue siendo protagonista en muchas culturas. Su valor simbólico y culinario lo convierte en un alimento que va más allá del plato.

Un Consumo Responsable

Aunque algunos consumidores lo consideran una carne costosa o exclusiva, expertos en producción ovina señalan que el consumo de cordero local contribuye al desarrollo de economías rurales y promueve prácticas más sostenibles en comparación con la ganadería industrial intensiva.

Además, cada vez más productores están apostando por sistemas de pastoreo regenerativo y alimentación natural, mejorando no solo la calidad del producto final, sino también su impacto ambiental.

El Desafío: Revalorizar sin Elitizar

La clave está en educar al consumidor sobre las propiedades de esta carne y promover su uso en la vida cotidiana. “No hace falta preparar un banquete para disfrutar del cordero. Unos tacos con cordero desmechado o una hamburguesa gourmet pueden ser opciones asequibles y deliciosas”, afirma Morales.

En un mundo donde la comida rápida y los ultraprocesados dominan los hábitos alimentarios, volver la mirada hacia productos como el cordero puede ser un paso hacia una alimentación más saludable, consciente y placentera.

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