El último Panel estuvo moderado por Pablo Calviño, e integrado por Nicolás Ridley (Área de Tecnología, MSU); Gustavo Caudana (COTAGRO, General Deheza); Diego Rotili (América Agroinnova – CREA – Facultad de Agronomía, UNLPam); y Guido Di Mauro (Facultad de Ciencias Agrarias, UNR). A modo de introducción, Calviño destacó la importancia de pensar la fertilidad como una parte importante de un sistema mucho más amplio y complejo.
Por su parte, Ridley precisó que realizar una ambientación es fundamental para empezar a usar de manera más inteligente el fertilizante.
En el intercambio, Caudana aportó la experiencia del Centro Sur de Córdoba, en la producción de maíz, soja y maní. “Creo que el mayor desafío es lograr empezar bien con análisis de suelo.
Revisando datos de la cooperativa veo que en los últimos años el promedio es que el 16% de los lotes tienen análisis de suelo, con un máximo de 20% y un mínimo de 10%. El año pasado después del problema con el achaparramiento, este número bajó”.
En su opinión, el principal problema es que el productor decide la fertilización en general en base a lo que viene haciendo, con una receta que es la que usó en los últimos años, sin diagnóstico, “lo que no te permite ver si estás dejando de captar algún potencial”, expresó.
Los oradores coincidieron en que una tarea que necesita profundizarse es la transferencia de los conocimientos a los productores, es decir la comunicación de toda información que se genera en el ámbito académico. “Necesitamos comunicar mejor todos los beneficios de fertilizar bien”, afirmó Caudana.
Di Mauro se refirió a la brecha de rendimiento que se puede lograr con respecto al alcanzable, que es un 80% del potencial y, según él, es económicamente factible de hacer.
