ARGENTRIGO – ASAGIR – MAIZAR – ACSOJA
Las 4 Cadenas queremos compartir un grato momento para celebrar lo vivido durante este año y brindar por un futuro mejor para nuestra comunidad y para todos los argentinos.
Aprovechamos esta ocasión para mostrar el trabajo realizado y las propuestas que impulsamos desde ARGENTRIGO, ASAGIR, MAIZAR y ACSOJA, comenzando por describir el impacto que generamos en el último año con cifras oficiales y datos de instituciones de referencia.
En 2024, las cadenas agroindustriales aportaron el 24% del PBI argentino.
En materia exportadora, la agroindustria representó el 61% de las ventas externas del país, con un crecimiento del 25% respecto de 2023, año afectado por la sequía. Las 4 Cadenas explicaron el 40% de ese total.
De los 79.000 millones de dólares exportados por Argentina, 48.370 millones correspondieron a la cadena agroindustrial, y 31.000 millones provinieron de las 4 Cadenas. Solo por Derechos de Exportación (DEX) aportamos 5.900 millones de dólares, equivalentes al 90% de la recaudación en ese rubro.
Hoy también hay buenas noticias: las exportaciones agroindustriales alcanzaron 41.817 millones de dólares en los primeros 10 meses del año, y el bimestre final promete superar esa cifra.
El empleo generado por las 4C representa el 28% de los 4 millones de puestos de trabajo del sector, lo que confirma que somos un motor federal de empleo y desarrollo.
El agro —y especialmente las 4 Cadenas— tiene un rol determinante en el balance de divisas netas del país. Aunque la superficie productiva se mantiene estancada, ha mostrado un leve crecimiento en los últimos años, lejos aún del potencial real. Celebramos la recuperación del girasol y su cadena de valor, así como los buenos rendimientos de la campaña de trigo. En soja y maíz seguimos alternando áreas, sin expandirnos.
Existe superficie para crecer de manera sostenible, y sobre todo para mejorar rendimientos unitarios, porque las brechas productivas afectan a todos por igual. No se deben al desconocimiento técnico, sino a las condiciones económicas y limitantes estructurales ya conocidas. Somos fuente de actividad, empleo y divisas, pero no alcanza.
Frente al enorme potencial productivo del país y a la contribución que podemos realizar si mediaran ciertos cambios, no podemos esperar. Debemos actuar, proponer y transformar.
Somos conscientes de que, por el impacto que generamos, no somos un sector más: somos un sistema científico, productivo, comercial, industrial, logístico y de servicios; un entramado humano y cultural que constituye la base del federalismo que sostiene a la Argentina.
Las cadenas de valor no son estructuras burocráticas: son herramientas vivas para gestionar la complejidad.
Existimos para articular lo técnico con lo político, lo productivo con lo humano y lo local con lo global.
No se trata de esperar que las condiciones cambien, sino de construirlas. Y para construirlas, nos unimos.
Cada cadena, cada productor, cada técnico que se compromete está sembrando futuro.
Nuestra unión es la garantía de esa siembra.
Se nos define como resilientes, y aceptamos esa palabra porque sabemos recuperarnos y encarar el crecimiento en cada campaña. Pero también elegimos hablar de fortaleza, un término que expresa una actitud activa y un proceso permanente.
Necesitamos activar la confianza. El camino para recuperarla en Argentina es largo, y aún quedan ajustes y correcciones macroeconómicas pendientes. La ciudadanía ratificó en las últimas elecciones un rumbo que estas cuatro cadenas han sostenido históricamente: austeridad fiscal, equilibrio de las cuentas públicas, reducción del gasto y de la inflación, baja de impuestos y desregulaciones. Todas son condiciones indispensables para un crecimiento sostenible.
Este mensaje no está dirigido solo a las autoridades nacionales: también buscamos llegar a las administraciones provinciales y municipales, para avanzar hacia un país más competitivo y con mayores oportunidades de desarrollo local.
Debemos dejar atrás la fragmentación y las diferencias lógicas que surgen en cualquier institución o comunidad. No podemos permitir que múltiples agendas diluyan nuestra fuerza.
