El Gobierno deberá afrontar fuertes compromisos de deuda con acreedores privados entre 2026 y 2027, mientras el acceso al financiamiento voluntario sigue siendo una incógnita y las reservas continúan bajo presión.
La gestión de Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, enfrenta un desafío clave en materia financiera: vencimientos de deuda por casi US$ 34.000 millones con acreedores privados en los próximos dos años, según un informe de la consultora 1816.
El detalle muestra que en 2026 vencen US$ 13.800 millones, mientras que en 2027 los compromisos ascienden a US$ 18.000 millones, cifras que incluyen obligaciones del Tesoro y del Banco Central con privados, organismos internacionales, el FMI y el Club de París.
El panorama se da en un contexto en el que el debut del nuevo bono impulsado por Caputo no fue alentador: cayó 0,5% y su rendimiento subió, reavivando la pregunta sobre cuándo Argentina podrá volver a financiarse en los mercados internacionales. A esto se suma el vencimiento de US$ 4.300 millones en enero, cuyo esquema de pago aún no fue detallado oficialmente.
Si bien estos montos “ya no lucen tan desafiantes como antes de la elección”, dejan en claro que la capacidad de refinanciar deuda será determinante para evitar que la compra de dólares se convierta en una obligación y no en una herramienta de política económica.
Entre los vencimientos más relevantes del próximo año se destacan:
- US$ 7.400 millones en bonos en manos privadas
- US$ 2.600 millones con el FMI (neto de desembolsos)
- US$ 4.200 millones con otros organismos internacionales
- US$ 2.200 millones en Bopreales
- US$ 1.200 millones en repos del BCRA
La consultora advierte que las reservas netas siguen debilitadas, afectadas por pagos recientes al FMI y amortizaciones de deuda, y remarca que refinanciar vencimientos evita una caída mayor, pero no genera acumulación de divisas.
En ese marco, el Tesoro habría comprado unos US$ 220 millones en el mercado cambiario, la mayor intervención en meses, acumulando alrededor de US$ 450 millones desde las elecciones, una señal de que el Gobierno busca reforzar su posición externa mientras intenta recuperar la confianza del mercado.
