SpaceX probó su megacohete junto a Elon Musk y Donald Trump con una explosión inesperada

Elon Musk y Donald Trump asistieron al lanzamiento, que tuvo algunos problemas durante la operación. (Brandon Bell/Getty Images)

SpaceX llevó a cabo la sexta prueba del Starship, su cohete más grande, marcando un nuevo capítulo en la carrera espacial privada en la que busca llegar a la Luna y a Marte. El evento contó con la presencia el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien fue invitado por Elon Musk para ver el lanzamiento desde la base Starbase, ubicada en Boca Chica, Texas, cerca de la frontera con México.

Esta prueba del Starship tuvo diversos resultados, ya que se presentaron fallos, pero para la empresa son otras oportunidades para seguir desarrollando su programa y continuar con más ensayos para concretar las primeras fases de la conquista de Marte, que está proyectada para 2054.

Cómo le fue a SpaceX con su lanzamiento de prueba y la presencia de Trump

Donald Trump, quien se encuentra a semanas de asumir su segundo mandato, dio a conocer su entusiasmo por la innovación tecnológica y la exploración espacial al asistir al lanzamiento. En un tuit posterior al evento, el mandatario elogió la magnitud del proyecto: “El objeto más grande jamás elevado al espacio. ¡Buena suerte a @ElonMusk y a los grandes patriotas involucrados!”.

Por su parte, Elon Musk, CEO de SpaceX, expresó sentirse honrado por la presencia de Trump, quien llegó acompañado del senador Ted Cruz.

Esta prueba estaba enfocada en el Starship, que despegó puntualmente desde Starbase impulsado por los 33 motores Raptor de su etapa propulsora Super Heavy. A los 3 minutos y 40 segundos, se logró la separación de las etapas, y la nave continuó su trayectoria prevista, alcanzando una órbita parabólica que culminaría cerca de las costas de Australia, en el océano Índico.

Sin embargo, no todo salió según lo planeado. Los ingenieros de SpaceX decidieron no utilizar los brazos mecánicos de la base Mechazilla, diseñados para capturar al vuelo la primera etapa del cohete, como habían hecho en pruebas anteriores.

En su lugar, optaron por dejar que el Super Heavy amerizara en el agua, donde explotó poco después. Imágenes en vivo mostraron el impacto del propulsor, seguido de una nube de humo y restos flotando en el océano. La decisión de no intentar recuperar el cohete no fue explicada completamente, aunque SpaceX indicó que se trató de medidas preventivas para proteger las instalaciones.

Por su parte, la etapa superior Starship continuó su misión durante una hora más. A mitad del vuelo, encendió uno de sus motores Raptor en el espacio, demostrando su capacidad para vuelos orbitales en pruebas futuras. Sin embargo, al reentrar en la atmósfera terrestre, el Starship enfrentó dificultades significativas.

A pesar de ofrecer vistas espectaculares del descenso diurno, la nave terminó envuelta en llamas al amerizar en el océano Índico. Según SpaceX, ambos segmentos del cohete se hundieron y no serán recuperados.

Qué implican estos resultados para SpaceX y sus misiones a la Luna y Marte

Los desafíos que enfrentó el Starship en esta prueba no son nuevos para SpaceX. Desde el primer vuelo integrado del cohete en abril del año pasado, las pruebas han estado marcadas por explosiones y fallos en distintos componentes.

En aquel primer intento, el cohete se autodestruyó a los pocos minutos debido a un fallo en la separación de etapas. En las pruebas subsiguientes, aunque se lograron avances, como la separación correcta de las etapas y aterrizajes controlados, los incidentes seguían presentes, desde oscilaciones descontroladas durante la reentrada hasta fugas de combustible.

Elon Musk y Donald Trump asistieron al lanzamiento, que tuvo algunos problemas durante la operación. (Brandon Bell/Pool via REUTERS)

No fue hasta la quinta prueba que SpaceX logró capturar exitosamente al Super Heavy utilizando los brazos mecánicos de Mechazilla. Aunque este hito marcó un avance importante, una fuga de metano durante el aterrizaje provocó una explosión controlada, evidenciando que todavía quedan retos por superar.

A pesar de los contratiempos, SpaceX sigue enfocándose en convertir al Starship en un lanzador completamente reutilizable, clave para misiones interplanetarias. Este cohete es el elegido para la misión Artemis III de la NASA, que tiene como objetivo llevar nuevamente astronautas a la superficie lunar en 2026. Antes de esto, SpaceX deberá demostrar que el Starship puede aterrizar y despegar de manera segura en la Luna, así como regresar la cápsula Orion, que transportará a los astronautas, a la Tierra.

En las próximas pruebas, se introducirán mejoras en el diseño del Starship, incluyendo un nuevo escudo térmico y la eliminación de componentes no reutilizables, con el objetivo de optimizar su capacidad operativa. Según Kent Chojancki, subdirector del programa de Sistema de Aterrizaje Humano (HLS) de la NASA, “no hay obstáculos conocidos, pero enfrentamos varios desafíos que estamos resolviendo por primera vez”.

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