La campaña 2025/26 encuentra al trigo argentino en una situación inédita: pese a una oferta exportable récord, los precios FOB quedan muy por debajo de los principales competidores. El exceso de volumen, la dependencia de mercados lejanos y la pérdida del efecto Mercosur explican por qué el cereal nacional pasó a integrar el escalón de los más baratos del mundo.
El mercado global del trigo muestra hoy una clara segmentación de precios. En el primer escalón se ubican Estados Unidos, Canadá y Australia, países que logran los valores más altos gracias a políticas comerciales diferenciadas, acceso preferencial a mercados mediante tratados de libre comercio y mercadería segregada en origen. Estas condiciones les permiten capturar primas de precio y sostener una posición dominante en los destinos más exigentes.
Un segundo escalón está conformado por Rusia, Ucrania y la Unión Europea (UE-27). Estos actores comercializan trigo a granel, sin diferenciación, y compiten principalmente por precio, aprovechando escala productiva, logística eficiente y vínculos comerciales consolidados.
Argentina, en cambio, pasó a integrar un tercer escalafón que en el sector ya se describe como el del trigo “rematado”. Los precios FOB del cereal argentino exhiben un descuento muy marcado respecto de sus competidores inmediatos. La causa central es la extraordinaria oferta exportable de la campaña 2025/26, estimada en 17 millones de toneladas, un volumen que excede ampliamente la demanda de los clientes tradicionales del país, principalmente Brasil y Chile.
