Nueva evidencia fósil demuestra que algunas especies comenzaron a alimentarse de carroña más de 37 millones de años antes de lo pensado.
Un equipo de investigación del CONICET y del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” reveló que ciertos escarabajos sudamericanos adoptaron la necrofagia —el consumo de animales muertos— muchísimo antes de lo que se creía hasta ahora. El hallazgo, basado en miles de fósiles analizados en Argentina, Chile, Uruguay y Ecuador, reescribe un capítulo completo de la evolución de estos insectos.
Los escarabajos de la subfamilia Scarabaeinae, conocidos como “peloteros”, fueron protagonistas de un descubrimiento que cambia la mirada sobre su historia natural. Hasta hoy, se pensaba que estos insectos habían comenzado a alimentarse de carroña alrededor del fin del Pleistoceno, hace apenas 129 mil años, cuando la megafauna herbívora comenzó a desaparecer y el estiércol se volvió escaso.
El nuevo estudio, publicado en la revista Palaeontology, demuestra que esa transición ocurrió mucho antes, durante el Eoceno medio-tardío, hace al menos 37,7 millones de años. Esto significa que los escarabajos necrófagos convivían con una fauna de grandes herbívoros abundante, no en decadencia, lo que obliga a replantear las causas de su cambio alimenticio.
La clave estuvo en el análisis de más de 5.000 bolas de cría fósiles, estructuras que los escarabajos construyen con bosta o carroña para alimentar a sus larvas. Las formas, tamaños y rasgos de estas bolas permitieron distinguir cuáles habían sido elaboradas por especies coprófagas (que consumen excremento) y cuáles por especies necrófagas. Dos icnoespecies fósiles, Coprinisphaera tonnii y Coprinisphaera akatanka, resultaron claramente asociadas a escarabajos necrófagos ancestrales.
Para llegar a esta conclusión, el equipo comparó los fósiles con nidos y comportamientos de escarabajos actuales, pudiendo así reconstruir cómo pasaron de usar bosta a carroña en un proceso conocido como desplazamiento de nicho ecológico, impulsado por la competencia entre especies.
El trabajo no solo adelanta el origen de la necrofagia, sino que también muestra cómo estos insectos respondieron a cambios ambientales, variaciones climáticas y transformaciones en los ecosistemas a lo largo de millones de años. Su capacidad de adaptación temprana explicaría por qué hoy existen más de 6.000 especies de Scarabaeinae en todo el mundo, ocupando roles clave en los ecosistemas: reciclan nutrientes, airean el suelo y ayudan a mantener la salud de los ambientes naturales.
