La reciente liberación del cepo cambiario en Argentina, impulsada por el Gobierno de Javier Milei, está generando fuertes movimientos de inestabilidad en los mercados financieros locales. Tras años de controles estrictos sobre la compra y venta de divisas, la apertura del mercado ha reconfigurado el escenario económico, provocando volatilidad en bonos, acciones y el tipo de cambio.
Según operadores bursátiles, la incertidumbre inicial se refleja en la disparidad de precios entre el dólar oficial y el dólar paralelo, y en una respuesta dispar del mercado accionario, con caídas moderadas en las principales cotizaciones del índice Merval. Mientras tanto, los bonos soberanos en dólares también experimentan fluctuaciones debido a la percepción de riesgo en esta etapa de transición.
El objetivo de la medida fue integrar a Argentina al mercado internacional, eliminando distorsiones en el tipo de cambio y mejorando las condiciones para las exportaciones e inversiones. Sin embargo, la reacción inmediata refleja la cautela de los inversores, quienes evalúan el impacto de la nueva política en el riesgo país y en la confianza macroeconómica.
Especialistas advierten que este proceso de ajuste es natural tras una intervención prolongada del mercado cambiario. La expectativa es que, con el correr de las semanas, el sistema encuentre un nuevo equilibrio, apoyado en el ingreso de divisas provenientes del agro y en la recuperación de reservas del Banco Central, que recientemente recibió un desembolso de 12.000 millones de dólares del FMI.
La inestabilidad financiera en Argentina pone de manifiesto la necesidad de medidas complementarias para consolidar el cambio: estabilidad fiscal, control de la inflación y fortalecimiento institucional. Para el Gobierno, lograr que la apertura cambiaria se traduzca en crecimiento económico y baja sostenida de la inflación será clave no solo para los mercados, sino también para su horizonte político de cara a las elecciones de 2025.
Así, los mercados argentinos tras la liberación cambiaria viven horas de ajustes y adaptación, en un contexto donde la credibilidad será el principal activo a construir.